Las fotos sacadas con el móvil no son muy buenas pero alguna caerá por aquí. Lo que sí fue muy bueno, magnífico, extraordinario, fue el momento porque, junto a Elena, y gracias a su deslenguada lengua, reímos y lloramos sin parar.
El jueves pasado, tal como se esperaba, le di las gracias a Elena por su regalo. Hoy, desde aquí, se las quiero volver a dar:
¡¡¡Gracias, Elena!!!
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